Que tal amigos como están el día de hoy, bueno no les quiero alargar la historia así que aquí les traigo una seguidillas de historias paranormales de la mano de mi amiga Nina quien por el momento aun no posteara porque esta trabajando y debo enseñarle como publicar, espero que les guste.
P.D: si esta historia se les parece familiar, eso es porque la historia es sacada de Internet por eso no piensen que es plagio esto, sin mas que agregar espero que les guste este creepypasta que ya les traigo mas
Ya estábamos a nada de llegar, habíamos tomado el último
camión que nos llevaría a la casa de mi amigo Marcos, durante 15 minutos la
algarabía que se suscitaba en el camión por unos hombres que recién salían de
un jolgorio, me había provocado un terrible dolor de cabeza, al punto que lo
único que quería hacer era dormir, pero mis pensamientos fueron sacudidos por
mi compañero que me jalaba del brazo para que bajáramos del camión.
Era la última parada de éste antes de entrar a la carretera
para ir al pueblo Z., por lo que nos hallábamos en los límites de la ciudad
(Marcos había escogido este lugar por lo económico de la renta).
Inmediatamente nos dirigimos con paso apresurado a la casa
de mi amigo. Una vez que llegamos a las afueras del inmueble, mi compañero de
transporte se dio cuenta de lo distanciado que estaba, por lo que hizo un gesto
de aceptación respecto a la reunión amistosa que habíamos hecho dos días antes
para decidir a casa de quien debíamos ir para cumplir nuestro libertinaje de
alcohol y juegos de naipes.
Tocamos la puerta y nuestro amigo Marcos nos dejó pasar,
después de cumplir los protocolos sociales con otro amigo que se encontraba ahí
también, los 4 nos sentamos alrededor de una pequeña mesa café que había en el cuarto, éste era lo bastante
grande para que se colgaran tres hamacas además de la cama que estaba en medio,
siendo esta habitación la más grande en toda la casa, pues ésta no tenía más
que cocina, baño y el cuarto de mi amigo. Les explicaré brevemente como estaba
la construcción de la casa, pues es fundamental que crean lo que vi esa noche:
Como les dije antes la casa sólo constaba de tres habitaciones además de un
limitado pasillo que conectaba a todas estas. La puerta por donde entramos era
la de la cocina, además de que esta habitación contaba con otra puerta trasera
que conectaba a un reducido patio. Desde la cocina uno entraba al pequeño
pasillo del cual a unos 5 metros al fondo se encontraba el baño y a unos 3
metros a la izquierda la habitación de mi amigo, por la que la luz de la luna
entraba a través de una pequeña ventana redonda en la parte más alta de la
pared del pasillo.
Estando sentados ya alrededor de la mesa y después de
platicar por un breve momento las dificultades para llegar hasta la casa, mi
amigo Marcos se fue a la cocina y regreso con 4 vasos y una botella que
contenía alcohol. Yo me rehusé a tomar, pues mi dolor de cabeza no había cesado
y la somnolencia seguía presente, por lo que les dije a mis compañeros de
juerga:
- Creo que esta noche no tomaré más que refresco, tengo
ganas de jugar naipes, y prefiero hacerme de unos cuantos pesos a quedar
dormido en 20 minutos.
A mi otro amigo Armando le brillaron los ojos.
- Bah, pero que cobarde me saliste – respondió mi amigo
Carlos con el que había viajado en el camión – vinimos a tomar y a jugar naipes
para mofarnos de la vida y tú…
- No lo molestes – respondió Armando, quien en ese momento
creí mi defensor – así tendremos más para nosotros – dijo burlonamente.
Marcos no hizo más que pararse de nuevo y traer una botella
de refresco, la cual yo muy amablemente acepté, y después de llenar mi vaso con
algo de dejadez, mi amigo se dispuso a hablar de nuevo.
-Buenos señores, ya estamos todos listos y sólo nos resta
repartir la cartas del naipes para jugar.
-Joder – dijo Carlos muy entusiasmado -velas repartiendo de
una vez que esto va a durar un buen rato.
-Muy bien, entonces ¿Con cuánto abrimos el primer juego? –
Preguntó mi amigo Armando en tono de jugador profesional.
Y así nos pasamos varías horas. Mientras jugábamos, fuimos
recordando anécdotas, unas buenas y otras que me dejaron algo ruborizado, a mis
amigos ya les había hecho efecto el alcohol y cualquier estupidez que uno
hubiera hecho antes en su adolescencia y que otro estaba relatando era motivo
de burla para todos los presentes.
Así se fue consumiendo la noche, el alcohol (mi refresco) y
el dinero. Eran ya casi las 3 de la mañana cuando todos decidimos irnos a
dormir, muy pesadamente mis amigos se levantaban mientras Carlos corría la mesa
para dejar espacio a las hamacas, cada quien fue colgando la suya aunque yo
terminé colgándolas todas pues mis dos amigos no podían ni mantenerse en pie
por el efecto del alcohol.
La habitación sólo contenía una ventana que aunque era
grande en tamaño y dejaba entrar el fresco de la noche el calor producido por 4
seres vivos era mayor por lo que le propuse a Marcos dejar abierta la puerta
del cuarto para que entraran libremente las corrientes de aire (pues yo dormía
pegado a la puerta).
Al minuto de darme un sí vacilante pues el sueño ya le
ganaba, todos mis amigos quedaron rendidos cada quien en su hamaca y el
anfitrión en su cama, y después de que me dispuse a apagar la luz y a acostarme,
entré en un sueño bastante ligero.
Ahora bien, les relataré que pasó luego:
Inmediatamente que me acosté, caí en un estado de vigilia,
pero cada vez que Marcos roncaba, mis ojos se abrían automáticamente y luego
caía en el mismo estado. Estuve así no se por cuánto tiempo (una persona pierde
la noción en estos casos, puede que sienta que ha dormido por horas, pero en
realidad han pasado unos minutos y viceversa, aunque uno siempre se siente
cansado) hasta que finalmente pude conciliar un sueño relativamente profundo.
No sé qué hora era cuando desperté, aún no he podido precisar la razón de este
hecho, pero cuando lo hice todos estaban durmiendo, o al menos eso me dieron a
entender el silencio que reinaba afuera en la noche y los intensos ronquidos de
mi amigo.
Durante un instante me quedé visualizando el techo en un
intento por conciliar el sueño de nuevo, al ver que había fallado en mi
empresa, cerré los ojos y traté de pensar en casi nada, pero luego me arrepentí
porque mis pensamientos se pusieron a divagar como en todas mis noches de
insomnio. Habiéndome dado cuenta de esto, decidí levantarme e ir a inspeccionar
la calle (me he llevado gratas y raras sorpresas al mirar a ésta por la
madrugada) cuando al abrir los ojos y
girar mi cabeza, vi que alguien estaba en el pasillo e inmediatamente todos mis
sentidos se concentraron en éste. Yo estaba escasamente a un metro del pasillo
(mi hamaca lindaba con la puerta) y la persona estaba en medio de éste aunque
sólo alcanzaba a ver su cuerpo y sus brazos (hasta ese momento era todo lo que
percibía de la persona puesto que desde que me había despertado no cambié de
posición) y entonces al mover la cabeza y el cuerpo para acercarme al pasillo,
se me vino un estremecimiento, ¡el sujeto al que estaba viendo y al que yo
suponía excesivamente alto, estaba colgado, sí colgado! Sus pies no tocaban el
suelo, sus brazos estaban caídos y dispuestos en señal de muertos, la luz
reflejada de la luna que entraba por la pequeña ventana me hacía contemplar tal
escena, había perdido completamente el habla, casi no podía respirar y no puedo
describir lo que sentía en el estomago en ese momento, y entonces por instinto
volteé a ver a mis amigos, 1, 2, 3, los 3 estaban en sus respectivos lugares,
el bulto colgante que se encontraba a dos metros de mí me era un total
desconocido y cuando volví la cabeza hacia el pasillo, éste había desaparecido.
Aún perturbado y con un miedo tremendo fui a la cama de mi
amigo y lo empecé a empujar mientras vociferaba groserías para que se despertara,
mis 3 amigos se levantaron en sincronía preguntándome que estaba pasando, yo
trataba de explicarles lo que vi mientras los 3 ponían cara de estupefacción,
entonces Marcos se levantó y me trajo un vaso con agua. Sólo entonces me senté
y durante un minuto traté de ordenar mis ideas, empecé a contarle con más
detalle lo que había presenciado, me miraron con incredulidad y Carlos dijo que
lo más seguro era que tuve una pesadilla, los otros dos consintieron esta idea
pero yo les dije que no soñaba y que era realidad lo que había visto. Después
de esto, todos nos dispusimos a dormir, no antes de cerrar la puerta (a pesar
de la protesta de mis amigos) y por fin después de mucho tiempo (y muchos
Rosarios) pude conciliar el sueño.
No pienso alargarle más la historia al lector con lo que
pasó después, en resumen nunca volví a la casa y mi amigo se cambió de
residencia pues me contó que por las noches siempre oía como le tocaban la
puerta de su habitación en intervalos de tiempo, vaya a saber el lector lo que era,
sólo resta decir que ahora siempre duermo lo más alejado de la puerta de mi
habitación y procuro tener un rosario en la mano.
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